Fina Cebrian - Autora del Poema

MAGNO FLUIDO (Homenaje a la sangre y a los donantes)

Desde la Federación Catalana de Donantes de Sangre estamos muy contentos y orgullosos de haber recibido este maravilloso texto, en homenaje a los donantes de sangre, escrito por la Sra. Fina Cebrian.

Nuestra organización le da las gracias por su gran sensibilidad y solidaridad.

 

MAGNO FLUIDO

 

Hombres todos de la tierra,

la humana naturaleza,

¡dos madres tiene y no una

sagradas por excelencia

que son la sangre y la tierra!

 

Sí, sangre que por la genética

eres destino y herencia

y de tu gracia depende

de ser más o menos buena.

 

Sangre que como la sabia

de los árboles animas

a las hojas y cortezas

y con tu entrega alimentas,

sin exigencias ni queja,

a los hombres y animales

hasta el fin de la existencia.

¡Sangre, divino elemento!

que por los ríos de un cuerpo

que forman venas y arterias,

como las aguas navegas

siguiendo el pulso y el ritmo

del corazón que te ordena.

 

¡Sangre, sagrado fluido!

del secreto misterioso,

carismático y divino,

que alimentas misterioso

a los órganos, los nervios,

a los músculos, los huesos

y hasta la última célula

y al átomo más pequeño

del más complejo cerebro.

 

¡Sangre de escarlata natural,

símbolo de dignidad,

del abrazo y de la igualdad!,

que vinculas a los hombres

tanto a ricos como a pobres

y a la llamada respondes

del accidente mortal,

¡disponible y siempre a punto

de cualquier necesidad!

 

¡Sangre eterna, existencial,

que alimentas a los seres

desde tiempo inmemorial!

 

Sangre carismática y presente

en mil lugares y ambientes:

en amapolas alegres,

en el pecho de los mártires,

en las banderas rebeldes,

en las uñas de unas manos

 ¡y hasta en los atardeceres!

 

Y las más hermosas rosas

a una dama regaladas,

¡rojas fueron casi siempre!,

aunque por virgen ayer,

a una niña hoy mujer

blancas se las ofreciesen.

 

Sangre de rojo rubí,

es tu hijo el hematí

quien te da fuerza y color,

¡rojo es cualquier corazón

con su latido y vigor!

y dijo la enamorada:

“en mi rostro quedó impreso,

pues mi sangre lo encendió,

¡el rojo del primer beso

que me dio el primer amor!”.

 

Pero hace ya dos milenios

que hubieron ojos que vieron

¡la más hermosa y sublime

sangre de todos los tiempos!,

divina por extensión,

aquella que derramó

aquél que al hombre creó,

la de Cristo el redentor

para que el hombre aprendiera

del que es infinito amor.

 

¡Sangre, divino elixir

de energía y salvación

para quien de ti depende!

regresarás a la tierra

para fundiros las dos

en un abrazo infinito

¡sin tiempo ni duración!

y las almas ascendidas

que abandonan su materia

libres ya de la prisión,

¡a la infinidad trascienden

al pronunciar el adiós!

 

¡¡Donantes de todo tiempo!!,

desde la ciudad de oro,

el eje central del sol

alcanza a vuestros oídos

la mística de una voz:

¡¡corazones generosos!!,

¡¡altruistas sin fronteras,

de razas ni de color,

que entregáis vuestras esencias

sin lucro ni distinción!!

sabed donantes queridos

que seréis reconocidos

por el auténtico amor,

pues la magna inteligencia

a través de la conciencia,

en un éxtasis divino,

de esta manera os habló:

más que a los ojos del hombre,

sóis a los ojos de Dios,

igual que cuerpos celestes

y como celestes cuerpos,

cual astros del firmamento,

¡sóis sin edad ni momento!:

¡eternamente jóvenes!,

¡eternamente bellos!

y ¡eternamente eternos!

Entre luces y entre sombras,

entre voces y silencios,

 suspendidos en el espacio

y como flotando en los tiempos.

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